En busca de la autoridad perdida

EL VIERNES SE CUMPLEN 20 AÑOS DE LA APROBACIÓN DE LA CONVENCIÓN SOBRE LOS DERECHOS DE LA INFANCIA. CON LA AUTORIDAD FAMILIAR Y EDUCATIVA EN CRISIS, ES MOMENTO DE REVISAR TAMBIÉN LOS DEBERES DE LOS MENORES.

Miércoles, 18 de Noviembre de 2009 - Actualizado a las 07:22h..
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Imagen de los participantes en el coloquio: María José Rodríguez de Armenta, Juan Manuel Fernández y Loren Albéniz.

Imagen de los participantes en el coloquio: María José Rodríguez de Armenta, Juan Manuel Fernández y Loren Albéniz. (JAVIER BERGASA)

CON el fin de abrir un debate sobre la situación de los derechos de la infancia, Unicef Comité Navarra organizó ayer un desayuno temático en el Parlamento foral, en el que participaron Juan Manuel Fernández, presidente del TSJN; María José Rodríguez de Armenta, psicóloga forense del Instituto Navarro de Medicina Legal; y Loren Albeniz, directora general de Familia e Infancia del Gobierno de Navarra.

Fernández abrió el coloquio reconociendo que la eficacia de la Convención de Derechos de la Infancia "ha sido muy irregular y desigual en el conjunto de los Estados que la han suscrito. No se puede olvidar que millones de niños se mueren de hambre, son explotados sexualmente o que deben trabajar desde edades muy tempranas. Frente a eso tenemos nuestra realidad, en la que Convención ha tenido una aplicación en la legislación nacional y también en el ámbito de la Comunidad Foral".

Fernández explicó que "también tenemos la vertiente penal, que ha sido objeto de un tratamiento específico y moderno en la legislación moderna desde el año 2000, con la aprobación de la Ley Orgánica de la Responsabilidad Penal de los Menores, que le da un nuevo y acertado enfoque a cómo abordar el problema del menor delincuente".

Para el presidente del TSJN, "en nuestra comunidad la cuestión de los derechos de la infancia tiene un alto grado de protección institucional y en la aplicación práctica. No debemos olvidar que el objetivo fundamental de estas leyes es conseguir que el menor vaya siendo protagonista de su vida, que vaya adquiriendo la madurez conforme ejercita estos derechos y libertades que como persona le corresponden. Esto no supone ni debe llevarse al extremo de considerar que el menor tiene plena capacidad para ejercitarlos, porque al lado de la potenciación como persona están los papeles fundamentales de la familia, en primer lugar, y del colegio, aspectos éstos que deben llevarnos a una reflexión, porque cuestiones que están en la mente de todos ponen en tela de juicio la autoridad paterna y la autoridad en los colegios, porque ahí está la raíz de algunos males que nos aquejan, como algunos casos de violencia escolar y algunos delitos muy graves cometidos por menores".

Loren Albeniz, por su parte, puso de relieve "las diferencias abismales entre los niños que viven en el sur y los que viven en el norte, aunque éstos últimos, paradójicamente, no tienen ni hambre ni sed, y pueden llegar a tener unas carencias de atención, de cuidado y de atención importantes". Albeniz destacó que "la filosofía de la Convención es que todo aquello que concierna a la protección, defensa y derechos de los menores no puede hacerse sin tener en cuenta o dejando al margen las familias de las que forman parte".

La psicóloga forense María José Rodríguez de Armenta, del Instituto Navarro de Medicina Legal, afirmó que "se ha olvidado completamente hablar de los deberes de los menores, que desde las familias y el colegio parece que no hemos trabajado". La experta añadió que "hay una serie de delitos nuevos que están preocupándonos mucho a la sociedad. Esa dejación de hacer consciente al menor de que un derecho va unido a un deber ha originado que los menores tengan más problemas internos, se sientan más inseguros... Esas conductas tan poco respetuosas, tan agresivas están unidas a deficiencias emocionales, porque no hemos sabido estar donde debíamos estar en la educación y en la familia".

La psicóloga forense reiteró que se han detectado "casos de falta de autoridad en la familia y en el ámbito educativo con problemas psiquiátricos, de baja autoestima, de agresividad... ¿Quién impone autoridad? Aquella persona que los niños detectan que realmente todo lo que haces lo haces por su bien. La autoridad debería ser sinónimo de responsabilidad en el ámbito familiar, educativo y en toda la sociedad. Si todos empezamos a ejercer la autoridad, posiblemente mejoremos todo lo que tiene que ver con la infancia".

Rodríguez de Armenta advirtió de que "debemos estar pendientes de un nuevo abuso hacia los menores que son las denuncias entre padres que se separan y que crean una situación judicial complicadísima y los niños están siendo terriblemente afectados. Los juzgados estamos atosigados de denuncias mutuas donde se nos pide que evaluemos a niños de 1 ó 2 años porque sus padres se han cruzado denuncias".

Albeniz señaló, al respecto, que la Administración de Justicia no se entendería hoy "si no fuera por recursos de orientación, de mediación y los puntos de encuentro familiar". Explicó que "en el año 2008 el servicio de orientación familiar (que aborda conflictos entre padres y/o hijos) atendió a 900 personas, que se eleva a 1.700 al incluir los expedientes de 2009. En mediación (donde se ayuda a las familias a terminar sin conflicto una relación y de mutuo acuerdo) se han atendido 483 personas, mientras que en los puntos de encuentro familiar (que sirven para el cumplimiento de los regímenes de visitas de padres a hijos), entre 2006 y 2009, se han atendido 2.198 personas".

Conseguir una conciliación familiar efectiva es esencial para procurar la protección necesaria a los menores. "Hay que evitar el abandono, los hogares vacíos... Existe una gran dicotomía: el tipo de vida que llevamos no nos deja amparar y proteger a cada niño como se merece", terminó Rodríguez de Armenta.